miércoles, 13 de marzo de 2019

El amor y el sexo

No soy lesbiana pero me he acostado con una tía, ¿qué soy?





¿Son las cuestiones de género algo meramente cultural? Ésta es la disyuntiva que una y otra vez se repite en mi cabeza desde el fin de semana pasado. ¿Cómo le explicas al mundo que te gusta una mujer, pero sólo una, no todas? No soy lesbiana pero me he acostado con una tía, ¿qué soy?.


¡Qué asco, no me lo cuentes!”  



Ojala fuese simplemente homosexual y pudiese decirle a mi madre: “Mami, estaba equivocada, tengo una novia”. Pero no es así, todo es mucho más complicado que esto. Para algunas personas cercanas es únicamente vicio. “¡Qué asco, no me lo cuentes!” sé que dirían si intentase desahogarme con ciertas amistades.

Los significados de amor y sexo son algo tan aprendido, tan asumido desde la infancia, que es muy difícil –si no imposible- deshacernos de los conceptos para dedicarnos a las pulsiones. ¿Qué es el sexo? ¿qué es el amor?

No me apetece luchar contra todo, no quiero tener que explicarme, paso de revoluciones. Ni siquiera me imagino cenando con Elodie; las dos sentadas en una mesa, charlando, comiendo cualquier cosa, haciendo manitas por debajo. Aprendí que las féminas son compañeras, amigas, madres, primas y en ciertos casos –un tanto desviados- pareja, caso en el que no es compatible una relación con un hombre.

La sociedad nos exprime, dibuja nuestras formas de ser, crea tipos y también nos encaja en ellos. Quien no está de acuerdo puede vivir, por supuesto, pero siempre al margen y bajo la atenta mirada del resto, que escondido, cobarde y vil, critica y juzga. Lo más triste, lo peor, se produce cuando tomamos conciencia de que el resto son nuestro propio círculo, quienes nosotros mismos hemos elegido como camaradas, como socios en la vida. Suelen ser los dedos acusadores más despiadados, los mazos que marcan el inicio de las sentencias más duras.

Es muy complicado cambiar nuestras estructuras mentales, al menos para mí. Hacernos a la idea de que no somos princesas, que los cuentos no existen y que, desde luego, las cosas no son tan simples ni tan claras. No sé si estoy preparada para modificar mis esquemas, no sé si quiero… Una cosa es sexo, otra amor, y otra muy distinta el género.

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