martes, 7 de mayo de 2019

mujer de un solo hombre

 mujer de un solo hombre 




Hacía mucho tiempo que no veía a mi amiga Irene. Meses ha conoció al hombre de su vida, y desde entonces estaba desaparecida. Después de que me dejara plantada en un total de seis ocasiones, conseguí acorralarla hasta que no pudo cancelar. Y sin más remedio se presentó en la cita.

Irene solía ser una mujer atractiva. Delgada, siempre muy arreglada, con un aspecto sumamente cuidado. En cambio, lo que apareció ante el estupor de mis ojos, fue una gorda tremenda. Feliz, pero enorme. Sinceramente, no sabía que decir. Esperaba que apareciese como acostumbraba, dando saltos, sin parar ni un minuto, con mil planes antes y después de la cita en cuestión.


aquella nueva mujer de un solo hombre se había convertido en un ser aburrido



Pero no, aquella nueva mujer de un solo hombre se había convertido en un ser aburrido cuyo único tema de conversación es la cocina, los productos de limpieza para el hogar y poco más. Aunque lo que más me impresionó de todo fue el tamaño de su cintura, sus pelos revueltos, su aspecto desaliñado.

Callé como una perra. Apenas le conté nada sobre mis últimas decisiones, no nombré a Sara, ni a Mod, no tuve el valor de narrar ni una sola anécdota. Regresé a casa triste. Probablemente no me llena en absoluto emborracharme como si no hubiera un mañana, pero desde luego mi futuro no pasa por ser una mujer de mi casa. Supongo que hay otros cientos de alternativas, pero es tan fácil caer en las que nos ocupan…

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